¿Qué fue lo que pasó, que cuando dijiste me cuidarías, terminaste siendo tu la causante de mi caída? Lo nuestro fue una historia de complicidad, de compromiso, de protegernos ante las adversidades del camino, y luego, ¿Qué?… Traición, dolor, y no dejo de pensar en ti a pesar de ello; y hoy me encontré con una vieja foto, y no te odio, más bien te extraño y no te he dejado de amar. Entonces, ¿Qué debo hacer? Para comenzar, un viejo recorrido por el carril de la memoria me vendría bien, en un ejercicio de catarsis que me permita llorar como una magdalena, continuar, escribir de nuevo y volver a vivir.

Por mi lado todo comenzó con un corazón roto, ella se había ido y me había dejado solo lamentando su partida; me dejó con planes hechos, con esperanzas construidas y enamorado sin remedio… y con un corazón deshecho que parecía no tener como construirse de nuevo, pero, y citando a una vieja conocida nuestra “a lo mejor con la disposición de encontrar lo que necesitas más cerca de lo que piensas”. Y claro, su partida no fue azarosa tampoco, tenía que ver con esa vieja conocida y las señales que mandaba, pero lo que nadie se había dado cuenta es que esa frase me puso a mirar en otra dirección, una más peligrosa, una de la que una vez embarcado no habría salida. Dios, me cuesta mantener la coherencia del relato cuando me doy cuenta cuanto te amé, y desde cuando te amé; estoy sentado ahora a media luz escribiendo esto, y la verdad es que lo entiendo, lo perdí todo por ti, y aun así te amo… Y necesito escribirlo para poder dejar de ser el desastre que hoy soy.

Amarte no fue inmediato, esa conocida dio la primera ayuda cuando me reconoció lo mucho que te parecías a mí, y luego caí cuando me dijiste que no querías tomar la vía fácil y explorar hacia donde nos llevaba esta relación, decisión que deshiciste en una semana cuando entonces te vi con él y las cosas se me volvieron reales, y entonces me di cuenta de que me había enamorado, y que este amor me hundiría. Pero las cosas no resultaron con él, y se que estoy siendo sintético… y que abandoné la prolijidad del relato, pero es que vuelvo a las emociones en bruto, y me doy cuenta que no quiero narrar nuestra historia, sino tan solo verbalizar el como me siento, el como me hundo en darme cuenta que temías porque se supiera lo nuestro, por lo que nos podría costar a ambos… y en lo mucho que me confunde el que hubieses mentido y tergiversado lo nuestro, y que cuando ello ocurriera fuera ella, quien me dejase con el corazón roto quien recogiera las piezas.

Sabes, esto no es una despedida, es un patético intento de hacer un relato patético de una situación de mierda… como es un patético intento de volver a tenerla en mi vida como antes, así como tengo la patética esperanza que algún día podamos estar juntos de nuevo. Te amo, no la amo a ella, eso es lo paradójico de esto; quien reconstruye tu vida toma un puesto de acompañante, mientras quien la destruye se vuelve la conductora, así de patéticos somos los seres humanos que nos encontramos cada vez más hundidos en la esperanza que las cosas sean simples. Es patético, estoy siendo patético, pero eso es lo que me hace ser humano.

Cuentos patéticos