Siendo franco no pensé estar de nuevo en estas, atrapado en una red extendida por mis propios pensamientos, temiendo nuevamente caer presa de mis propias obsesiones y deseos; luché, por dios cuanto luché por no caer de nuevo, y por tiempo luché con demasiado éxito… demasiado éxito, cosa que en el fondo debe ser la misma razón por la que he caído de nuevo; soy un adicto, no hay otra forma de decirlo, amo esta sensación de dependencia, que al despertar por las mañanas lo único que deseo es eso, es la satisfacción ilusoria de que por lo menos está a mi alcance (y es loco, ni siquiera he hecho nada para satisfacer este deseo, solo me quedo todo el día pensando en ello)… como si disfrutase mas del estar deseándolo que concretándolo, como si la abstinencia fuese aquello de lo que soy adicto, y no es precisamente mi adicción la razón de mis males. Y sonrío cuando lo pienso, pues en el fondo lo comprendo, adoro el sentirme vulnerable y le temo a lo que vendrá después, no quiero que mi vida se estanque, pero tampoco quiero que avance… es por eso que no he querido ni besarla.

Cuentos patéticos