La inspiración
Daniel lo supo desde el instante que puso sus ojos en ella: cautivante, misteriosa, exagerada; sus ojos cafés desbordaban de energía, cada pestañeo era más poderoso que el flash de una cámara al disparar. Lo más interesante de sus ojos es que combinaban perfectamente con sus labios, no en tono, sino en la capacidad de demostrar alegría, una sonrisa suya ocultaba un enunciado por completo, mientras que su estridente risa era tan poderosa que todos a su alrededor no podían sino disfrutar del espectáculo que era escuchar una de sus carcajadas. Todo en ella era un detalle, cada parte de su cuerpo, de su pequeño cuerpo, parecía contar una historia que era digna de anotar; definitivamente ella era su musa, el objeto de su devoción, en quién debiera concentrar toda su atención si es que el resto de su vida se quisiese inspirar.
En un comienzo su atención fue estrictamente profesional, se propuso conocerla para tratar de desmenuzar cada capa de su personalidad, tratando de mantener una barrera de objetividad que le permitiera disfrutar de sus descubrimientos. Quería conocer la mujer detrás del marrón, ver dentro de sus ojos y poder entender su alma; comprender porque cada palabra que esgrimía le causaba tal fascinación; y es que Sofía era culta, inteligente, rápida, atrevida; cada conversación con ella era el instante de mayor entretención en su día, dinámica para conversar, graciosa, ocurrente; después de cada frase seguían apareciendo adjetivos para describir a quien de a poco se convirtiera en el personaje más interesante de su vida. Y Daniel trató de mantener la barrera, cuidar la objetividad y desmenuzarla como un personaje más, el elemento que necesitaba para esa novela que no lograba terminar.
Pero tras un mes de estarse reuniendo con ella todos los días, descubriendo cada vez más el misterio que el destino e lanzó en primer lugar, a Daniel no le quedó otra opción que admitirlo, se estaba comenzando a enamorar de su protagonista principal; pero no era la versión del papel, sino la Sofía real, cuyo aroma no dejaba de sentir dondequiera que transitaba, cuyas historias se quedaron grabadas en su subconsciente tan profundo que no las dejó de soñar, cuyas experiencias le sirvieron de base para conocerla en profundidad, tan profundo que Daniel estaba convencido que no debía admitir nunca su felicidad. Es que Sofía estaba dañada, tenía un profundo problema de desconfianza hacia los hombres que se buscaban involucrar sentimentalmente con ella; casi siempre era solo usar y desechar, y él comprendió desde un principio que ella accedió a ayudarlo porque la naturaleza abierta de la relación era absolutamente profesional.
Daniel aceptó que su amor era una utopía, y no lo dejó de sentir nunca hasta el final, cuando solo en su lecho de muerte, junto a su pila de novelas inspiradas en ella la recordó con anhelo una vez más, la mujer de su vida, la mujer de sus sueños, la fantasía perdida y el deseo de los demás. Como lamentó cuando ella se quitó la vida, como sufrió cuando se enteró que era porque se sentía incapaz de volver a amar; como odio a ese hombre que la violó sin reparo, como se alivió cuando apretó el gatillo y tuvo su venganza personal.
Daniel cerró los ojos en su aliento final, pensó en su historia con su Sofía, esa que en el papel se convirtió en la parte inmortal de su vida en el plano terrenal; deseó con fuerza que ese fuera su último respiro, ya no hallaba la hora de poder descansar por la eternidad con la musa que nunca lo dejó de inspirar.
Goran Y. Lausic King View All →
Profesor de Historia y Ciencias Sociales, egresado el 2008, Magister en Historia. Con un gusto y una formación literaria que se remonta a 1998, año en que desarrollé mi primera novela no publicada, y que no publicaré jamás (no está en condiciones).
Mi primera novel publicada fue A diez pasos a la oscuridad, publicada en Amazon, y me encuentro en etapa de diseño de portada para Página en blanco, mi segunda novela. Mientras escribo historia, novelas y demases, divulgo mi trabajo corto (cuentos y poemas, principalmente), por medio de este espacio en la web.