Pienso, pero siento que nada vuelve a salir, como si las palabras que allí se esbozan correspondiesen a un enigma que aun no logro resolver. Mi mente es un laberinto que no logro recorrer, me pierdo con facilidad, y solo por intentar pensar. ¿De que sirve pensar tanto? ¿plantearme tantos escenarios, si al final ninguno se concretará?

Me pierdo demasiado dentro de mis propios problemas, me dejo absorber como si la vida se tratase de tenerlos que resolver. No puede ser así, lo sé; mas sin embargo en lo mismo no dejo de caer. Es como si inconscientemente tratase de sabotear mi propia felicidad, como si mi destino fuese vivir aproblemado, buscando escenarios en los que las dificultades pudiese sortear.

No dejo de vivir en base a problemas, mi alma me exige tranquilidad, mas yo sé que yo mismo soy el problema, y no encuentro una forma de enfrentarme a la adversidad.

Cuentos patéticos