Sí, estoy sentado aquí, a solas en la oscuridad frente a esta pantalla; viendo la vida pasar a través de mi ventana, oyendo el ruido constante de una calle que nunca calla, sufriendo por el insomnio que esta ciudad causa. Aquí estoy, sentado con mi celular a mi derecha, pensando seriamente en la razón por el que no suena, porque nunca me llamas, y no lo sé, y sigo en la ignorancia, sabiendo eso si que probablemente sea producto de la distancia.

Solo, de noche, y en Santiago; extraño las estrellas que por lo menos me daban la sensación que hay algo más en este mundo que esta incesante soledad. Extraño ese brillo, que como tu, resaltaba en la oscuridad. Extraño el silencio, que en las calles haya tanto vacio que pudieras escuchar el viento, extraño tener la posibilidad que la ciudad este tan callada, que sin importar donde estuvieras siempre podía escuchar tu voz.

Solo, sentado a oscuras frente a esta pantalla, con el celular a mi derecha y tu nombre en la pantalla. El teléfono no suena, pero tampoco marca, creo que me falta el coraje para reconocer que no aguanto la distancia. Demonios, te extraño tanto, echo tanto de menos estar en casa, tenerte a mi lado, sentir tus ojos atravesar mi mirada, como quisiera no estar atrapado en esta mierda de ciudad, donde a nadie le importa si estoy solo, deprimido y perdido en la oscuridad.

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