Riesgos sanadores
Ignacio no pensó que nunca lograría enamorarse de nuevo, no desde que la vez pasada que lo había hecho terminase con el corazón tan fragmentado que hasta le dolía despertarse. Y es que él era de esos hombres que aman ingenua y apasionadamente, como si la mujer con la que estuvieran en ese momento se tratase del amor de su vida, y no se abren a la posibilidad que solo fuera una relación pasajera que podía, o no, significar algo para su maduración sentimental. Como dije, Ignacio no se creía capaz de volver a amar, pues de partida ya no se quería tanto a si mismo como para hacerlo, pues cuando Rocío lo abandonó, lo hizo con la excusa de que fue la personalidad del mismo muchacho la que la había terminado por cansar, y que ahora necesitaba estar sola, lejos de alguien como él. Ignacio fue una victima de la sinceridad, y aunque pasaron varios años, él nunca se pudo recuperar de un golpe tan devastador a su propia estima, a u raciocinio y a su fe.
Pero cuando pensó que nunca se volvería a enamorar se equivocó rotundamente, pues no contó con que conocería a Pilar. De hecho, ella se enamoró de él en primer lugar, al verlo erguido frente a ella, tan seguro, tan confiado, tan elegante, tan intelectual. Pilar era una estudiante de cuarto medio, e Ignacio su profesor… aunque no se dejen engañar, sus edades no se distanciaban por más allá de los cinco o seis años, el periodo en que al Nacho le tomó entrar y salir de la Universidad. Él se había resignado a vivir una vida de soledad, y ella, como toda adolescente que se encuentra con una figura de autoridad joven, apuesto y bondadoso, le comenzó a coquetear. En un comienzo el no le siguió el juego, pues pensó que se trataba de eso, de solo un juego; pero en realidad lo que pasaba iba mucho más allá.
Una noche, mientras Ignacio luchaba contra sus amigos quienes insistían en que debía continuar su vida y salir a carretear, Pilar se arreglaba para disfrutar por su cuenta. Lo que no contaban era que el destino los querría a ambos en el mismo lado, pues bajo las luces de una discoteca se fueron a encontrar.
– Profe – dijo ella ingenua y coquetamente.
– Pilar, hola – respondió temeroso él, viéndola por primera vez en un atuendo que no fuera el uniforme escolar – Primero, no estamos en el colegio, así que aquí me puedes llamar Ignacio no más, va a ser menos incomodo para los dos –
– ¿Con quién andas? – preguntó curiosa ella al ver que sus propias amigas la habían abandonado.
– Con unos… – se detuvo cuando con la mirada ya no los pudo encontrar.
– Creo que te dejaron solo, ¿que te parece si vamos a conversar? – contestó ella dándose cuenta que esta era su oportunidad.
La conversación fue intensa, pero no pasó más allá de la amistad. Ignacio ante todo era un hombre serio y responsable, y no podía ni pensar en una menor de edad que tuviera a su cargo con unos ojos que no fueran los de un hermano mayor o un papá. Sin embargo el enamoramiento de Pilar se incrementó, y con el tiempo sus deseos de conquistar a este hombre que tres veces por semana se paraba frente a ella en clase se volvieron una meta superior a cualquier otra que pudiera aparecer en el mientras tanto.
La amistad entre ellos se incrementó, y después de dos meses del primer encuentro casual, las coincidencias los volvieron a poner en el mismo lugar.
– Dime, Ignacio, ¿tienes novia? – preguntó indiscretamente ella, sin saber que las sensibilidades del pasado le habían hecho mucho daño al hombre del que se estaba comenzando a enamorar.
– No – respondió secamente él, tratando de dejar en claro que ese era un tema del que no quería conversar.
– ¿Eres gay? – preguntó ella tratando de comprender porqué un hombre tan apuesto como él se encontraba en ese estado de soledad.
– No – volvió a responder con la misma parquedad de antes.
– ¿Eres nerd? – siguió buscando alguna infantil explicación.
– No –
– ¿Entonces porqué estás siempre tan solo? – pregunto logrando captar que en los ojos de Ignacio algo se volvía a despedazar.
– Malos recuerdos –
– Cuéntamelos, a lo mejor te puedo ayudar a sanar –
– Las heridas del corazón solo tienen una manera de sanar –
Y como si eso hubiera sido el gatillo que disparó el arma, Pilar en una acción imprudente e infantil lo besó, sin percatarse de quien pudiera observar. Afortunadamente la reacción de Ignacio fue de un rechazo tan violento que todos aquellos que observaron la escena se dieron cuenta que se había tratado de un impulso adolescente, pero el acto mismo fue lo suficientemente importante para que el muchacho se pusiera a pensar.
Al comenzar la semana siguiente, Pilar se encontró con la sorpresa que alguien más había aparecido para impartir la clase de Ignacio, y ante su extrañeza comenzó a averiguar como contactar al profesor que llegó a amar. No le costó mucho, pues un amigo de una compañera suya era vecino de Ignacio, y gracias a él, supo donde irlo a visitar.
– ¿Qué haces acá? – preguntó él tras abrirle la puerta de su hogar.
– ¿Por qué no fuiste al colegio hoy? – preguntó ella con la misma mirada de coqueta que siempre se caracterizó en su interactuar con él.
– Renuncié –
– ¿Por qué? ¿Por mí? –
– Si –
– No tenías por qué –
– Si, me abriste los ojos – respondió el mientras daba un paso atrás.
– No te entiendo – dijo ella quedándose en el mismo lugar.
– Me gustas, y eso me asusta –
– ¿Por qué no me dijiste? –
– Pensé que por mi reacción del fin de semana te había espantado –
– No, fue sumamente comprensible, fui imprudente, y a ambos nos podía costar caro –
Él se acercó y le dio un beso.
– Y eso por qué – preguntó ella mientras se ruborizaba – ¿No nos podemos meter en problemas? –
– Es que sabes, si estar contigo sana mi corazón, estoy dispuesto a arriesgarme a que piensen lo que quieran. Además, nuestra diferencia de edad no es tan grande, y en tan solo dos mese cumplirás la mayoría de edad –
– Además ya no eres mi profesor. Pero, ¿tienes algún otro trabajo? –
– No, pero no importa, la salud de mi mente y de mi corazón está en proceso de sanar ahora que puedo estar contigo –
Goran Y. Lausic King View All →
Profesor de Historia y Ciencias Sociales, egresado el 2008, Magister en Historia. Con un gusto y una formación literaria que se remonta a 1998, año en que desarrollé mi primera novela no publicada, y que no publicaré jamás (no está en condiciones).
Mi primera novel publicada fue A diez pasos a la oscuridad, publicada en Amazon, y me encuentro en etapa de diseño de portada para Página en blanco, mi segunda novela. Mientras escribo historia, novelas y demases, divulgo mi trabajo corto (cuentos y poemas, principalmente), por medio de este espacio en la web.