Por ti.
Sabes, pienso que a veces es mejor así, que el no despedirnos tiene más ventajas que el haber dejado cerradas las heridas que nos formaron en lo que somos. Sé que suena impresionantemente masoquista, incluso que puedo parecer inconformista al buscar siempre que la situación entre nosotros dos quede en nada, pero es que has significado tanto para mi vida, que sencillamente no te puedo imaginar fuera de ella. Sé que han pasado años desde que no nos vemos, sé que fui yo quién además hizo su maleta a escondidas en la noche y se marchó sin decir a donde iba, pero sabes, en mi interior no te culpo por haber continuado con tu vida, tan solo lamento que no hayas salido en mi búsqueda para evitar que cometa el mayor error de mi vida.
Te he visto envejecer, te he visto amar, pero sabes, siempre me ha dado la impresión que no me has logrado olvidar. Yo por lo menos no lo hice, pues el primer amor nunca se olvida. Cuando me di cuenta de mi error me mude a la casa en frente a la nuestra, y desde allí pretendía recuperar lo que había dejado atrás… pero era tarde, habían pasado dos años ya, y ya con otro tipo vivías. Nuestros hijos a él lo llamaban papá, pero no dejé de notar nunca en ti esa mirada perdida, que todas las tardes cuando no tenías que ir a trabajar te quedabas esperando en casa, mirando en la ventana, y en mi cabeza me gustaba pensar que esperabas mi regreso algún día.
Día a día reúno fuerzas por acercarme nuevamente a ti, pero de nuevo, creo que lo mejor que pude hacer fue marcharme sin darnos espacio para una despedida. El otro día, mientras tu no te encontrabas en casa me topé con tu actual pareja; es agradable el sujeto, creo que te trata a ti y a los niños como se merecen, mejor de lo que yo habría podido hacer en toda mi vida. De nuevo, eso confirmo que marcharme no fue solo el peor error de mi vida, sino además, la decisión más afortunada que pude tomar por el bienestar de mi familia.
Yo no quise irme, pero no me quedó otra opción por las circunstancias de la vida. Cuando me fui estaba escapando, y no precisamente de la policía. Me sentía atrapado en casa, aprisionado por mi propia familia. Veía cada día como mi ira aumentaba, y temía que en cualquier momento podría hacer algo de lo que luego me arrepentiría. Pero los amaba demasiado como para dejarlos, y por eso aguanté lo más que pude. Pero soy débil, y finalmente sentí que un día estuve a punto de levantarte la voz. No pude vivir con la idea de ser dominado por la ira, ni hacerte vivir el infierno de enfrentar una pelea con el hombre que amabas – y que nunca dejó de amarte – ni menos de dormir molesta por alguna discusión que pudiésemos tener. Por ello es que me fui, y no me arrepiento de no haber permitido una despedida, habríamos terminado discutiendo, y eso era precisamente lo que no quería.
Te extraño, enormemente, pero cada día que pasa no me arrepiento de mi decisión, los niños están creciendo felices, y no te he visto pelear con ese tipo ni una sola vez en los últimos siete años. Veo que eres feliz y has continuado con mi vida, ahora solo me gustaría poder retomar la mía.
Goran Y. Lausic King View All →
Profesor de Historia y Ciencias Sociales, egresado el 2008, Magister en Historia. Con un gusto y una formación literaria que se remonta a 1998, año en que desarrollé mi primera novela no publicada, y que no publicaré jamás (no está en condiciones).
Mi primera novel publicada fue A diez pasos a la oscuridad, publicada en Amazon, y me encuentro en etapa de diseño de portada para Página en blanco, mi segunda novela. Mientras escribo historia, novelas y demases, divulgo mi trabajo corto (cuentos y poemas, principalmente), por medio de este espacio en la web.