Pensé el decirte lo que siento,

pero al minuto que la idea

se asomó furtivamente

por el interior de mi cerebro,

mi sentido común se dio cuenta

de la trampa que a mi corazón

le estaba jugando mi mente.

Me di cuenta que tal acción

sin resultados favorables quedaría,

que la distancia puede ser el peor enemigo

de la mejor de las intenciones,

de que mi intento por soslayar la tensión,

crearía un incremento de la misma,

porque sin que puedas mirarme a los ojos,

no podrías entender jamás

las ganas que tengo de besar tus labios,

y sentir por mi parte,

que dentro de tus ojos existe el mismo anhelo,

un deseo feroz de romper la distancia,

de matar el silencio,

de robarnos mutuamente el aliento,

de dejarnos sin sentidos,

desorientados,

buscando nunca encontrar dirección nuevamente.

Por suerte he logrado comprender mis deseos,

y detener a mi cuerpo de responder ante eso,

ante ese acto de sabotaje

cuya única finalidad era acabar con nuestros sueños,

aumentar el tormento

de saber que nos queremos,

pero que la distancia y el tiempo

harán que recién en muchos meses podamos expresar

lo que realmente queremos.

Poemas