¿Cuántas palabras pueden confundir esta mente? ¿Cuántas dudas pueden impedir mi actuar? ¿Cuántos supuestos me impiden tomar decisiones? ¿Cuántos lamentos me pueden agobiar? ¿Cuántas veces puedo decir lo siento? ¿Cuánto lo siento en realidad? ¿Cómo decir que es lo que siento? ¿Y qué es lo que siento de verdad? ¿Cómo expresar eso que siento? ¿Y…
No hay caso, en este mundo no hay lugar que pueda encontrar, y que me haga anhelar el querer vivir más, por que no me dejo de cansar, de una razon para no morir tener que persistentemente perseguir. Ya no se si quiero vivir, pero tampoco encuentro las fuerzas para morir, tan solo no quiero…
Las palabras para describir lo que estaba viendo no lograban aparecer, y mientras más se adentraba dentro de ese escalofriante lugar, menos comprendía como un ser humano era capaz de realizar esa horrible demostración de arte. Al otro lado del teléfono, Lucia le imploraba desesperada que pronunciara otra palabra, pero Javier estaba mudo, en especial…
Si me tuvieras algo de paciencia te podría decir la verdad, ser honesto en cuanto siento, en cuanto se que me puede importar. Si es que aguantaras tan solo un rato más, un instante de revelación pudiese llegar y quizás, cuando menos te lo esperes te pueda decir que te amo, y que sin ti…
Ellos eran dos seres totalmente normales, vivían su vida como si nada, sin mayor preocupación que el como vestirse y el que comer. Eran jóvenes, si, totalmente de acuerdo, pero eran demasiado despreocupados de todo lo que les pasaba. El hombre, era un romántico fracasado, que por su ilusión de enamorarse había separado su corazón…
Goran Y. Lausic King
Relatos Patéticos 