Mi mente ha vuelto a ser un lugar seguro para mi, los demonios que la habitaban, ya han comenzado a partir; el miedo, la duda, la soledad, el temor y el dolor han armado su equipaje y solo dejan parte de su existencia en mi ser. Claro, hay demonios que quedan más arraigados dentro de mi mente, demonios a los cuales les cuesta cada día más partir, demonios que comenzaban a sentirse a gusto en el hogar que yo les proporcionaba; demonios que ya no me estaban dejando vivir.

He vuelto a reir, y con ello el demonio llamado dolor ha comenzado su marcha; he vuelto a llorar, y con ello al miedo le dejo marchar. He vuelto a suspirar por nada, dejando partir a la duda, he vuelto a sentir cerca a las personas que alejaba, acercandome a su vez, al fin de mi soledad.

No ha sido fácil, ni núnca lo será… no es fácil lidiar con demonios de cualquier tipo y mantener la fortaleza necesaria para cometer ninguna atrocidad. He tenido suerte que siempre ha habido alguién allí que ha mantenido a raya a la soledad, y haciendo eso, yo he tenido la fortaleza para mantener a raya a los demás. Pero no siempre va a haber alguién, y eso es algo que me he comenzado a percatar, porque eventualmente los únicos que nunca van a dejar de estar, son tan solo mis hermanos… y ellos tarde o temprano también se pueden alejar.

Es por eso quehe decidido comenzar a luchar, darle cara a esos demonios y decirles «marchense de acá», «ya no son bienvenidos»… y con eso… restoro parte de mi alma.