La busqueda
El extraño en la barra indicó que se sentará frente a él, y Jacob inertemente hizo caso; la preocupación de no encajar ya estaba llegando a niveles preocupantes, y ahora no reaccionaba sin preguntarse antes como hiba a responder el entorno a sus acciones. El anciano pronuncio unas palabras, que luego de dos minutos, y de que se le repitieran incluso a gritos, Jacob proceso, y distinguió como la pregunta a la que buscaba respuestas: «¿que buscas?». Jacob no supo que contestar, y el anciano sencillamente lo miró buscando una respuesta a la pregunta que Jacob aseguraba era la suya. «¿Que busco?» le preguntó Jacob al viejo, «no lo sé, dimelo tú» fue todo lo que el viejo dijo y que ocasionó que Jacob se pusiera de pie, se diera meia vuelta y se retirara del lugar.
Desconcertado por haber equivocado de lugar, se dirigió a otro bar, y tras no en contrar respuesta más que la que le dió el viejo, volvió a buscar otro bar, así recorriendo toda la ciudad. Cansado de tanto buscar decidió volver a casa. Al llegar, el sol le había ganado y la noche había terminado. En la puerta de su casa, un papel en un sobre le llamó la atención. Al tomarlo, se dió cuenta que tenía su olor. Al abrirlo, se dió cuenta que tenía su letra, y decía:
«Amor mío, he vuelto como prometí. Ha pasado una ño desde la última vez que nos vimos, y han pasado tantas cosas que lo único que me mantiene con vida es el recuerdo de lo que hemos vivido. A mi hijo lo han asesinado, y todo lo que me quedaba en el mundo eras tú. Como me dijiste que siempre me ibas a esperar, entonces decidí venir primero a tu casa, antes de ir a hacer lo último que me queda por hacer. No te encontré, por lo que me imagino que seguiste sin mí. Lamento no haberte escogido a ti en vez de a mi marido, ese fué mi error.
Adiós»
La carta no estaba firmada, pero la certeza de las palabras eran inconfundibles para él, era ella, y realmente había vuelto, pero tan solo para volver a irse, y ahora para siempre. Jacob entró a su casa y tomó su revolver, salió de la casa con revolver en mano, y se dirigió a la casa de ella, donde sabía que con su marido estaba. Al llegar, la puerta estaba abierta, y los sollozos de un hombre en el fondo sonaban. Fue a la habitación principal, y allí estaba ella de pie, con un revolver apuntando al rostro de su esposo. Jacob corrió y la abrasó, y mientras lo hacía giró su revolver hacía él, y presionó el gatillo.
El marido de ella caía muerto, y él también perdia la vida, pues al verla en esa situación se dió cuenta que su busqueda era en vano, que lo que había buscado por tantos años lo había perdido en el momento que comenzó su vida junto a ella.
Jacob salió de su casa esa noche buscando algo, una sensación, una situación, un placer y una comodidad que pocos y afortunados hombres conocen; Jacob solo quería encontrar la felicidad.
Goran Y. Lausic King View All →
Profesor de Historia y Ciencias Sociales, egresado el 2008, Magister en Historia. Con un gusto y una formación literaria que se remonta a 1998, año en que desarrollé mi primera novela no publicada, y que no publicaré jamás (no está en condiciones).
Mi primera novel publicada fue A diez pasos a la oscuridad, publicada en Amazon, y me encuentro en etapa de diseño de portada para Página en blanco, mi segunda novela. Mientras escribo historia, novelas y demases, divulgo mi trabajo corto (cuentos y poemas, principalmente), por medio de este espacio en la web.