A veces las palabras están demás, con tan solo una mirada ya todo está resuelto, los problemas se van, la enfermedad se cura, la tristeza termina, la realidad se repara. Pero la verdad, es que no cualquier mirada provoca este efecto, solo la tuya, la mirada de quien causo todo esto.

A veces las sonrisas no significan nada, pero viniendo de ti siempre algo significan, alguna vez su significado era que me querías matar, y otras veces simplemente me querías amar.

A veces no puedo entender lo que pasa por tu mente, muestras señales de alegría, cuando quien te conoce se percata de la más intensa desolación. Hay momentos en que buscas estar con alguien, y es por que tanta soledad ni tú la puedes soportar.

A veces compasión es lo único que pido, me importa un carajo si no me das un beso, una caricia, o siquiera una sonrisa; simplemente no me importa, pues tu comportamiento muchas veces lo único que busca es daño en mi causar.

A veces el miedo es una palabra chica para describir lo que me haces sentir, aunque incluso la palabra amor es demasiado pequeña para describir las cosas que me pasan estando junto a ti.

A veces la esperanza es lo único que me queda, pues al ver tu manera de actuar hacia mi no me puedo ilusionar de que tu me ames también a mi.

A veces desconozco cual es tu manera de pensar, tus acciones no son coherentes las unas con las otras, por lo que no puedo predecir que pasara; pero debo confesar que esa intriga mantiene alerta a mis sentidos cunado tu estas cerca de mi.

A veces desconozco mi propia manera de actuar, pues estando tu en los alrededores todo es confuso y desconocido.

A veces siento que esto es un cuento de nunca acabar, amor y desamor, dolor y placer, compasión y tortura, suavidad y rudeza; esas son solo algunas de las dualidades que nos involucran a los dos.